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Comenzamos: hasta capitulo 2: Una nueva amiga

Libro que estamos comentando: 
El libro del cementerio

Bienvenidos/as, retomamos juntos esta travesía por el mundo de los libros, las lecturas y los/as lectores/as.  ¡En abril, libros mil!

Estamos ante El libro del Cementerio, la próxima lectura del Club Leolo, una novela del prestigioso escritor inglés Neil Gaiman, ganador de un montón de premios, renombrado sobre todo por el mundo del cómic, por el que se conoce como el creador de series como "Sandman" o "Los libros de la magia" (uno de los muchos precedentes de Harry Potter, sin ir más lejos); pero Gaiman también es prosista, y ha escrito ya unas cuantas novelas y libros de relatos que están a medio camino entre lo terrorífico, lo onírico y lo sobrenatural.

 Es uno de esos autores cuyo género es muy a menudo inclasificable (salvo casos evidentes como Stardust), una mezcla de todo, dando como resultado un encanto especial que atrapa y te engulle con cada una de sus lecturas. El libro del cementerio no es una excepción. La novela ha sido premiada con un Hugo este año, además de concederle a Gaiman una Medalla Newbery, el más prestigioso galardón de la literatura juvenil estadounidense. La novela bien lo merece, dando un paseo por muchos elementos del imaginario del género de terror, entre lo fantástico y lo terrorífico, tal es el ambiente que se respira entre sus páginas y las vívidas descripciones.

Si juntáramos El libro de la selva con las historias de fantasmas saldría El libro del cementerio. Como homenaje a la obra de Rudyard Kipling que es, encontramos muchas similitudes con el clásico en conceptos de personajes y de situaciones tales como la adopción y la convivencia en un entorno totalmente ajeno a la naturaleza humana, aunque ambas obras sean sustancialmente distintas. Esta historia nos cuenta la vida de Nadie Owens (Nobody Owens en el original), llamado así por sus progenitores, un niño criado desde bebé en el antiguo cementerio de una ciudad inglesa. La familia del niño fue asesinada hace muchos años cuando él aún dormía en la cuna, por un hombre llamado Jack y del que apenas tenemos información. En la fatídica noche en que ocurrió esto, el bebé fue a parar al viejo cementerio por su propio pie, donde una pareja de fantasmas victorianos (los Owens), se hicieron cargo de él, engañando junto a Silas (el guardián del cementerio) al hombre de negro que asesinó a la familia de Nadie. Pero el tiempo transcurre y los hombres malos no olvidan. Esta es la premisa inicial, y en un principio choca que un libro juvenil tenga un comienzo tan brutal e impactante, dándonos ya un ejemplo del tono de la novela, de muerte y melancolía, incluso macabro, no por nada todo está ambientado en un cementerio poblado por fantasmas y gente fallecida hace tanto tiempo.

            Es interesante la cantidad de cosas que pueden suceder en un cementerio. En él, Nadie Owens es educado por sus fantasmales progenitores en todo tipo de tareas que puedan serle de utilidad en un futuro o durante su estancia allí. Nadie aprende matemáticas, a leer tomando como ejemplo los epitafios de las tumbas, cosas mundanas que cualquier chico de su edad podría aprender en un colegio, pero al mismo tiempo se le enseña habilidades propias de los fantasmas, como desvanecerse en las sombras, ver en la penumbra, atravesar paredes y varias cosas más, capacidades que no son propias de los seres humanos, teniendo mayor o menor éxito. Pero es que Nadie vive en un cementerio, sus padres adoptivos son fantasmas victorianos y hace tiempo se le concedió la Libertad del Cementerio, título que le confiere el poder de ir al lugar que le plazca dentro del antiguo recinto, además de ver y comunicarse con todos los espíritus que ahí moran. Y debido a esto, una de las bases de la novela son las aventuras que vive Nadie en el cementerio, donde se relaciona con sus diferentes habitantes, esperpénticos muchos de ellos, todos conocidos suyos, algunos datando de eras pretéritas, incluso anteriores a la fundación de Inglaterra. Estas aventuras divididas por capítulos , son una de sus bases, donde además tienen lugar sucesos y encuentros de índole extraña (incluso se visita otra dimensión), en el que aparecen seres que no pertenecen a este mundo, como ghouls, licántropos o el misterioso guardián de la cripta. Incluso tenemos objetos supuestamente mágicos. Ni que decir tiene que todos estos elementos tendrán una función determinada en la historia principal.

La ambientación sin duda es uno de los platos fuertes de la novela. En mi opinión, los mundos creados por Gaiman han hecho que muchas veces los relacione inmediatamente con el imaginario fantástico establecido por el director de cine Tim Burton en muchas de sus películas (la que más, La novia cadáver), por lo que bien podrían darse la mano.

El punto macabro, trágico, gótico y melancólico, sobrenatural y de muerte que rodea a El libro del cementerio es una constante que tendremos presente de principio a fin. Nadie vive en un mundo en el que todo el mundo dejó atrás su vida pasada, un mundo en el que la relación con los vivos es ínfima, ya que, entre otras cosas, el cementerio, convertido en una especie de reserva natural, fue cayendo poco a poco en desuso y muy pocas personas suben ya la colina que lleva hasta él para pasar allí la mañana o simplemente sentarse en un banco a leer un libro. Esa aura de tristeza está muy conseguida, y el contraste entre el mundo de los vivos y de los muertos es todo lo contrario a lo que cabría esperar. El cementerio transmite seguridad, ya que es donde vive Nadie desde bebé, el lugar que le protege del asesino de su familia, que de seguro sigue buscándole. Una comunidad de fantasmas donde todos se ayudan entre sí en un acto de camaradería pues es lo único que les queda. Por el contrario, el exterior, donde viven los demás mundanos, se nos presenta como un lugar peligroso y frío, donde nadie es de fiar y la amenaza acecha en cualquier esquina. Sin ir más lejos, se tiene la sospecha de que Nadie sigue en la lista del asesino de su familia, por eso es tan peligroso el mundanal exterior. Y así, las pocas veces en que Nadie abandona el cementerio, ocurrirá algo inesperado y generalmente dañino, pero la suerte y sus habilidades fantasmales le salvarán en más de una ocasión. Sólo en una de ellas asistimos a una plena comunión entre el ser humano y los fantasmas, una en la que todos bailan y al parecer es una tradición que se remonta a tiempos muy lejanos pero que nadie recuerda, sólo los muertos porque su memoria es imperecedera.

Perfectamente construida, la novela es una delicia para los sentidos en todos los aspectos posibles, con buenas enseñanzas que darán ejemplo a los más jóvenes y harán pensar a su vez a los mayores. A Gaiman se le ve a menudo como un ejemplificador de la estructura establecida por Josephh Campbell en el ensayo conocido como El héroe de las mil caras, pero más que escribir para ser analizado por este patrón, Gaiman simplemente escribe y lo otro vendrá sólo si no hay más remedio. Es la historia y la tradición humana de contar historias lo que importa. El libro del cementerio se nos presenta como una novela con pleno derecho de haber ganado los premios que ha recibido (como ocurre con Coraline, también del mismo autor y que recomiendo a su vez). Como novela atrapa, pues está llena de personajes entrañables y que no se olvidan, como la familia adoptiva de Nadie, la bruja que vive en la parte pobre y sin consagrar del cementerio, o Silas, encargado de la seguridad y alimentación del niño, a medio camino entre los vivos y los muertos. Pero Nadie es pequeño, curioso y humano, y algún día crecerá, algo que nadie podrá remediar de ninguna de las maneras...

Durante la semana iré planteando nuevas cuestiones e introduciendo nuevos datos sobre la novela.

Y ahí lo dejo. Vuestra participación es muy importante. Esta primera entrega nos llevará de Capítulo uno: De como Nadie llegó al cementerio y Capítulo dos: Una nueva amiga

 Nos vemos y comentamos.

Felices lecturas

 Alejandro