El corazón helado, III
Hola a todas y todos, continuamos con la apasionante lectura de este libro que, por lo que veo, os tiene bastante enganchadas, enganchados. Me alegro mucho por ello.
Primero recordad a quienes habéis recibido por primera vez el email semana del club de lectura que antes de leer este post tendríais que leer el de la primera semana (este) y el de la segunda semana (este) para poneros al día (de hecho todos los post están al final de este enlace). No os apuréis aunque parezca que van muchas páginas ya leídas porque queda aún mucho camino por andar.
Esta semana continuamos a buen paso por la segunda parte del libro, la titulada "El hielo", leyendo tres capítulos, es decir, desde la página 166 hasta la 284 (ambas incluidas). Son unas 120 páginas. Si os parece bien me gustaría que a partir de ahora este fuera el ritmo de lectura (entre 100 y 150 páginas por semana). Si queréis opinar algo al respecto no dejéis de hacerlo en los comentarios a este post.
ESTA SEMANA
La lectura de esta semana trae algunas novedades bien interesantes.
La primera de ellas es la aparición de una nueva voz narradora, un narrador "puro", omnisciente (conoce la historia, los hechos y los sentimientos y pensamientos de sus protagonistas), que habla en tercera persona, y que nos permite complementar las historias de los otros dos narradores (personajes que, además, no son omniscientes). Este narrador se sube sin problema en el ascensor temporal y nos lleva en dos de los tres capítulos de la semana a dos fechas distintas: 1941 (la guerra ha terminado y acompañamos a un joven Julio Carrión) y 1936 (bueno, y unos años antes y unos años después, para conocer a los padres y hermanos de Ignacio y el desarrollo de la guerra y cómo la vivieron en el frente de Madrid). No habla Álvaro, no habla Raquel, es este narrador quien toma la palabra de sopetón. No es un personaje. No forma parte de la trama. Es una voz narrativa que viene a completar huecos de la historia, a ayudarnos para tener una visión más completa.
Me pregunto si hay diferencia en la narración de 1941 y la de 1936, me pregunto y os pregunto si notáis una narrativa más pulcra en un caso, más lineal, más ceñida a la historia; y más desarbolada, más ruidosa, más destartalada en el otro. Como si la propia manera de contar también contara, como si fuera imposible narrar ordenada y pulcramente la situación y la vida de una familia en el Madrid de 1938.
En el capítulo que hay entre estos dos que os comento volvemos al Álvaro narrador y a la continuación en el presente de la novela. Fijaos qué arquitectura compleja y delicada tiene el libro, va saltando en el tiempo, va saltando en las voces narradoras, y con todo ello va cimentando y avanzando en la historia.
En los comentarios de la pasada semana varias de vosotras hablabais sobre si Álvaro sentía o no atracción por Raquel, quizás en esta semana demos algunos pasos en esta línea narrativa, una línea que se superpone a otras, a esa suma de historias que conforman la historia (¿la Historia?). Quizás uno piensa que un libro con una vocación política (recordad lo citado en el post de la primera semana), con una voluntad descarnada de mostrar la historia reciente, no debería deslucirse en historias "secundarias" de deseo o amor. O quizás este sea un mensaje implícito en la novela que, de alguna manera, vendría a decir que todas las historias, toda la historia (¿la Historia?), no sea más que una suma de pasiones. En fin, no sé, tal vez se me ha ido un poco la mano con esta reflexión, en cualquier caso espero que según vaya avanzando la historia veremos algo más en este sentido (o no).
Por otro lado en estos capítulos al contar con una nueva voz narradora por fin podemos ver a Julio Carrión. Hasta ahora teníamos una imagen de él como de un molde en vacío: todos hablaban y nos contaban el Julio que conocían, entre unos y otros íbamos armando un molde en vacio de ese personaje. Pero ahora podemos ver al personaje, y hay cosas que ya sabíamos, que ya conocíamos, gracias al molde que hasta aquí habíamos podido construir.
Estos capítulos traen nuevos personajes y escenarios. De hecho hay pasajes absolutamente corales, con muchos personajes (personas en la calle, los vecinos, compañeros en el frente o en la cárcel...), momentos magníficos en los que se disfruta del magisterio de una autora que domina a la perfección los rudimentos del oficio de escribir. Quizás muchos de estos personajes sólo sean unas líneas o, quizás, sean personajes que vuelvan más adelante. Debemos andar algo precavidos con esto.
¿Qué os han parecido estas páginas?, ¿qué personajes, de entre los recién llegados, os han parecido más sugerentes?, ¿hay algún detalle que os parezca especialmente importante señalar?
Os leo en los comentarios.
Pasad una buena semana de lectura
Pep Bruno