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El corazón helado, II

Libro que estamos comentando: 
El corazón helado

Hola a todas y todos. Aquí llega la segunda tanda de notas sobre la lectura de El corazón helado para los próximos días. Pero antes deciros que es una alegría leer tantos comentarios y aportaciones como habéis hecho la pasada semana, me encanta que el libro os haya enganchado ya desde las primeras páginas y os haya sugerido tantas cosas.
Para esta semana os propongo leer desde la página 72 (comienza: "Aquella tarde, cuando fue...") hasta la 166 (comienza: "El 24 de junio de 1941 hacía calor"), son casi 100 páginas, pero sé que para quienes habéis quedado tocadas desde la pasada semana se os hará corto. Es posible que ya a partir de la próxima semana suba incluso un poquillo más y cojamos velocidad de crucero en las 130-150 páginas por semana. Pero de momento dejemos que esta semana la suma total de lo ya leído sea de unas 150 páginas para que quienes se han apuntado a última hora no tengan que darse un atracón en estos primeros días. Para quienes estéis comenzando aquí tenéis la primera entrega de notas de lectura (os recomiendo que echéis un vistazo antes de empezar).
 
ESTA SEMANA
Esta semana terminamos con los capítulos de la primera parte "El corazón" y nos adentramos en los primeros capítulos de la segunda parte "El hielo", que es la más extensa del libro.
 
Y comenzamos con un capítulo hermoso que nos cuenta la vida de Raquel y sus abuelos que, finalmente, vinieron a vivir a Madrid. Especialmente gozosos son los paseos llenos de historias y complicidades con Ignacio, su abuelo, que nos sirven para mostrarnos más de lo que nos muestran y, sobre todo, para prepararnos para un momento que, creo, es muy importante en esta historia, el momento en el que el abuelo Ignacio se llevó a Raquel a pasear aunque no dieron exactamente un paseo, sino que fueron a una casa. Y no puedo contar más, porque todo lo que allí sucede es importante. Aunque Almudena Grandes se cuida mucho de desvelarnos toda la historia en esas páginas y nos pica con las espuelas de la curiosidad para que queramos leer más y más. Qué monstrua, cómo maneja la trama: y si te empeñas en seguir leyendo, descuida, que antes de saber tendrás que toparte con muchas otras historias y personajes, muchos otros momentos y detalles que, tal como os contaba la pasada semana, se van articulando para formar una única historia.
 
Volvemos, tras esas páginas, al presente de la novela y a la voz narrativa de Álvaro. Y tal como vamos sospechando esa carta y esa reunión van a suponer un giro importante en la trama: el engranaje de la acción se pone en marcha en el presente. Dos personajes cara a cara, con sus silencios y sus historias, con sus propósitos y sus tropiezos. De este capítulo me gustan muchas cosas, pero la imagen de Mariví como frontera, como punto de no retorno, como línea que al ser franqueada el camino toma un derrotero inesperado, me encanta. Igual que me fascina el diluvio en la calle tras la reunión: creo que ocurre en más ocasiones en el libro, es como si la climatología se sumara al estado de ánimo del protagonista, ¿os habéis fijado?
En este capítulo aparece una teoría que se repetirá más adelante (y posiblemente en más ocasioens), es una teoría física en el que se afirma que "el todo sólo es el resultado de la suma de las partes cuando las partes se ignoran entre sí." (p. 122). Creo que es la teoría justo contraria a la que está defendiendo Almudena en esta novela: el todo sólo puede ser completamente el todo cuando las partes no se ignoran, sino que se conoce, se encuentran, se relacionan, se ajustan... el todo como la suma de las partes en relación. De hecho, más adelante, uno de los personajes dice: "Tú y yo, hasta este momento, hemos sido dos partes de un todo que se han ignorado mutuamente, nada más." (p. 126). El cierre de este capítulo (y de esta primera parte) es sorprendente y brutal, ¿no os parece?
 
El segundo bloque, "El hielo" retoma la historia donde la dejamos. Sabremos más sobre Álvaro, sobre sus hermanos, su madre... pero vamos a conocer, o al menos a intentar conocer con más detalle al padre. De hecho ya en estas páginas empezamos a ver que no va a resultar una tarea fácil pues: "mientras estábamos todos sentados en la notaríaalrededor de mi madre, me di cuenta de que cada uno de ellos tendría su propia versión de nuestro padre, y tal vez la capacidad de alumbrar zonas, esquinas, sombras, que yo ni siquiera habría sido capaz de distinguir" (p. 155) o tal vez no"yo no sé muy bien qué clase de hombre era en realidad" (p. 165). Pero no os apuréis que seguro que sabremos cómo era Julio Carrión, aunque en estas últimas páginas uno de sus hijos, Julio, ya nos ha dado algunas pistas muy claritas.
 
¿Qué os ha parecido a vosotras, a vosotros? 
Os leo en los comentarios.
 
Pasad una buena semana de lectura.
Saludos cordiales
Pep Bruno