Decamerón, Jornada V
Hola a todas y todos, aquí llegan, un lunes más, las notas de lectura para estos días. Esta semana vamos a leer la Jornada Quinta, que tiene cuentos algo más cortos (suma apenas 100 páginas en mi edición, de la 575 a la 673) y que, al menos en mi opinión, son de lectura más alegre, más ligera. Pero vamos al lío.
ESTA SEMANA
El tema que Fiammetta, reina de esta jornada, propuso fue el de finales felices para los amantes, eso sí, después de haber vivido sucesos terribles o adversos. Este tema nos vuelve a traer cuentos de aventuras y enredos muy del gusto de la época, historias milesias que hemos visto en otros momentos del libro y que, al parecer, vivieron una nueva edad dorada en la literatura del momento. Cuenta la estudiosa de mi edición que dicho renacimiento de las historias de este tipo se debió, entre otras cosas, al resurgir de la piratería en el Mediterráneo (que propició muchas situaciones desventuradas y muchas peripecias casi novelescas), qué curioso.
Pero centrémonos en los cuentos.
Al igual que ha ocurrido en alguna otra ocasión, nos encontramos con una jornada que tiene algunos cuentos muy conocidos (como el del ruiseñor -IV-, el del halcón -IX- o, una vez más, el de Dioneo -X), cuentos que han sido muy contados o popularizados (por ejemplo en el cine). Pero sobre todo, en esta jornada nos encontramos con cuentos de enredos, desventuras, situaciones imposibles... con finales felices. Todos podrían encajar en esta categoría, pero bien vale la pena señalar el cuento VI en el que los dos amantes, desnudos, son atados de espaldas en un mismo poste para el escarnio público antes de ser ajusticiados: metáfora que valdría para todos estos cuentos en los que los amantes pasan grandes apuros y situaciones complicadas (especialmente frente a otro más poderoso o más fuertes) pero que acaban por desenredarse y llegar a un final feliz. Y, quizás por eso, el cuento IX, el narrado por la propia reina del, se convierte en una oportunidad para resumir el espíritu de la jornada, pues, hablando a las damas, les dice que este cuento es "para que aprendáis a ser vosotras mismas, cuando convenga, quienes otorguéis vuestros favores sin dejar dque sea siempre la fortuna quien os guíe" (p. 650), es decir, que las mujeres sean parte activa en sus propias historias, en el camino que traza su propio destino. Fijaos que hay cuentos en los que las mujeres son personajes muy pasivos sometidos a los avatares del destino (y de los deseos de los hombres), pero también hay cuentos en los que las mujeres son las absolutas protagonistas.
También en esta jornada nos encontramos con algunos cuentos que tienen momentos muy violentos, por ejemplo en los dos raptos de Ifigenia (I), especialmente el segundo es de aúpa (lo que hace que resulte casi inverosímil el final feliz, ¿no os parece?). O el enfrentamiento de Fiannole y Minghino, pretendientes en V. O el brutal castigo que impone el padre a su hija (¡y su nieto!) en VII.
Estos cuentos, como no podía ser de otra manera, incluyen elementos de la tradición, pero me gustaría destacar especialmente el de la barca que navega sola (II) y lleva a la protagonista a Berbería; el motivo de la barca que navega sola y lleva al protagonista a "otro mundo" es retomado magistralmente por Boccaccio para articular la trama del cuento, está fenomenal. Otro motivo muy común en los cuentos de tradición es el de la pérdida en el bosque, como ocurre en (III), aunque una vez más el autor le da una vuelta para enredar la trama y permitir esa sucesión de desventuras que acaban con un feliz final. Aunque si se trata de tradición hay que hablar del cuento X (el de la esposa pelirroja y su amante), una historia que ya aparece en El Asno de oro, de Apuleyo y que también se recoge, por ejemplo, como fabliaux en Francia, una historia muy muy contada que tiene un poderío y una modernidad (además del buen humor) que llama la atención, ¿no os parece?
Y claro, el erotismo y la celebración de la carne no podía faltar en esta jornada, no sólo con tramas estupendas, sino que, insisto, con un maravilloso dominio en la manera como todo está contado, por eso los cuentos IV (el ruiseñor) y X (la esposa pelirroja y el amante) son tan desopilantes (puesto que la trama es sencilla, la gracia está, en muchos casos, en cómo está todo contado). Cuentos como estos son lecciones magistrales para quienes andamos contando cuentos.
No quiero terminar sin recordar el perfecto engranaje de la trama del cuento IX (el del halcón), es una delicia.
Bueno, que podría seguir escribiendo sobre estos cuentos magníficos.
Os leo en los comentarios.
Pasad una buena semana.
Saludos cordiales,
Pep Bruno