Redes: hasta pág. 136.
La novela entrelaza varias historias que ilustran diferentes facetas de este problema, y el desenlace de cada una es el siguiente:
Betty y Álex: Betty, que se enamora perdidamente de Álex (un influencer), termina con su vida girando completamente en torno a él y a su relación online, perdiendo su propia identidad y perspectiva de la realidad. El final deja claro cómo la obsesión y la dependencia de la validación externa la atrapan en un ciclo perjudicial.
Xaxa: Esta influencer, cuya vida ha sido expuesta públicamente desde su nacimiento por sus padres, sufre agorafobia y es profundamente infeliz. El final de su historia resalta el vacío y la falta de privacidad detrás de una imagen pública cuidadosamente construida.
El chico con la cicatriz en la ceja: La novela describe cómo este personaje cae en una adicción a ver vídeos de contenido sexual explícito en línea, buscando contenido cada vez más fuerte. Su trama termina sin una resolución clara a su adicción, ilustrando lo fácil que es acceder a ese tipo de contenido y el difícil control de su consumo.
Temas de acoso y visibilidad: La novela es considerada una continuación de Invisible, y aunque los personajes de esta última aparecen de forma secundaria, el mensaje general es que, si bien la visibilidad puede ser una herramienta contra el dolor (como en Invisible), en Redes esa misma visibilidad y la búsqueda de atención en internet a menudo llevan a la soledad y a la infelicidad.
En resumen, el final de Redes es un "puzle" cuyas piezas encajan para mostrar una imagen crítica y, a menudo, sombría de la sociedad actual y su relación con la tecnología y las redes sociales. Moreno utiliza un enfoque coral y abierto para invitar a la reflexión del lector sobre su propia vida y el uso que hace de estas plataformas.
Esta semana compartiremos la lectura hasta la página 136
LA CHICA DEL PELO VIOLETA (XAXA) y BETTY
Xaxa
Xaxa está en el coche que la lleva a casa. Solo puede estar en sitios cerrados. Fueron sus padres los que la metieron en las redes sociales desde pequeña, la expusieron públicamente para que les dieran más likes. Con ocho años, quiso teñirse el pelo y los padres aplaudieron la decisión, eso traería más visitas. Con diez años, Xaxa tenía 100.000 seguidores. Ella nunca dio su permiso, la utilizaron. Publicaban toda su vida, incluso cuando le bajó la regla, lo publicaron e hizo un anuncio de compresas. No quiere ir a casa, se escaparía el coche y saldría corriendo a un lugar seguro, pero piensa también que no hay lugares seguros para ella en el mundo. Tiene miedo.
Xaxa llega a casa. Su madre la abraza y no muestra ninguna emoción. Se va a su habitación, se desviste, se tiende en la cama. Mira sus piernas llenas heridas. El dolor de esas heridas le hace olvidar el dolor de su interior. Sube el volumen de sus cascos, para olvidar, hasta que no puede más y los lanza al suelo. Da igual, le comprarán otros.
La chica del pelo violeta sube a su habitación a prepararse para la conexión de hoy. Se pondrá su mascara de chica feliz, contenta y segura de sí misma, pero no es cierto, todo es una máscara. Antes se mostraba como era, pero ahora odia todo ese mundo y debe simular. Hoy han llegado varios paquetes de ropa a casa que Xaxa debe mostrar a sus seguidores, aunque odia esa ropa, ya que está fabricada por gente a la que usan como esclavos. Sabe que tras mostrarla, al día siguiente se venderán miles de esas prendas. Pero lo sigue haciendo, en parte porque su familia lo necesita. Su padre la avisa, quedan 5 min. Hipermaquillada, ya está lista para aparecer como una chica guay. Su padre maneja la cámara y su madre le chiva el guión. Saluda a la cámara efusivamente, cuenta su día en el insti y empieza a decir que se ha roto la uña, y para arreglarlo muestra el reparador, enseña un champú, una chaqueta, les dice que se den prisa en comprar, que hay unidades limitadas.
El padre de Xaxa desconecta la cámara. Comenta con entusiasmo que ya han tenido 100.000 visualizaciones. Se hacen todos juntos una foto en un sofá, regalado por la empresa de sofás, para hacer publicidad. Xaxa sube a su habitación y se clava un boli en la pierna. Mientras su madre escribe en redes: "Otra noche feliz". Xaxa no lee los mensajes de seguidoras del nuevo video en redes, pero sí los de sus haters, que la denigran, echándole en cara lo que en realidad ella también piensa de sí misma, que es una asquerosa, que es ridícula, ... Y se pone a llorar. Como todas las noches.
Betty
Dos meses antes, Betty está en clase muy nerviosa. Tiene un paquete en la mochila. Quiere que la clase se acabe para abrirlo. Una chica de pelo violeta sale de clase. Tiene permiso. La clase se acaba.
La profesora, desganada, quemada, saca su móvil. Todos saben que las redes han roto su vida. La profesora, profebotella, como la llaman, está llorando. Todos salen corriendo, también a por sus móviles en las taquillas. Betty también. A toda prisa, sale corriendo.
En clase un chico ha estado observando a Betty. Hace dos años era su chica, pero después del accidente del chico (todos dicen que es un accidente, aunque no fue así, fue él quien lo provocó) ella decidió dejarlo. Él querría retomar la relación, pero sabe que es imposible, que no tiene nada que hacer con la persona que le habla a ella a través del móvil. Hoy ha observado que está nerviosa. Él también está nervioso y cuenta sus dedos, uno, dos, hasta nueve dedos y medio. No diez, sino nueve y medio. Le pregunta a Kiri, con la que se habla desde lo del accidente, pero sin más, que a dónde va Betty. A su casa, supongo, dice Kiri. Pero el chico sabe que pasa algo.
Betty va a un rincón apartado donde nadie la vea y mira en su móvil, entra en Meeteen y no encuentra ningún mensaje de esa persona que espera. Se justifica diciendo que igual no puede conectarse, o que ... ha conocido a otra más guapa. Se pone a llorar. Piensa si va a hacer lo que tiene pensado hacer ... Luego llama a Kiri. Le dice que no tiene noticias de él, Kiri dice que lo deje. Pero Betty dice que le gusta mucho. Kiri pregunta si lo tiene claro lo que tiene pensado hacer. Betty que no sabe, no sabe nada de él y se le han pasado las ganas. Comentan que la profebotella estaba llorando. Se despiden amigablemente. En Meeteen, nada.
MM pregunta a Kiri qué hay en la caja que lleva Betty. Nada, contesta Kiri, cosas de chicas. Llega otro chico, Zaro, que pregunta qué pasa. Kiri le dice que MM todavía está colgado por Betty. Zaro lo tiene claro, porque Betty está con otro, con el que no puede competir. MM aprieta sus puños. Dice que lo que le da más rabia es que ese tipo podría estar con un montón de chicas más, por ejemplo, con Xaxa que tiene un montón de seguidores, y que por qué ha elegido a Betty.
Betty camina por la calle sin soltar la vista del móvil. No mira nada más mientras anda por las calles. Actualiza una y otra vez, sin ningún resultado. De pronto le llega un mensaje, un mensaje de ese chico, y su vida se ilumina. Llora de alegría. Se saludan. Betty le dice que va para casa. Y el chico le pregunta si lo va a hacer hoy. Siiiii, contesta Betty, feliz y sonriente. Y sigue hacia su casa, ahora corriendo.
Betty entra en casa. Pregunta al asistente virtual si hay alguien en casa: no, dice el asistente. Pregunta dónde se encuentran sus padres y le pide que programe una alarma para cuando se encuentren a 15 minutos de casa. Va a su habitación y cierra el pestillo. Coge el paquete y lo abre, es como esperaba: un conjunto de ropa interior muy sexy. Y empieza a desnudarse.
Betty se mira en el espejo con el conjunto de ropa interior que se ha puesto. No le queda igual que a la modelo. Intenta mil posturas para disimular lo que ella cree que son sus defectos, para resaltar lo que puede resultar atractivo. Regula la luz. Se va haciendo fotos y las borra, hasta que enucentra una que le gusta más o menos. La retoca en el ordenador. Ve el resultado, diría que no es ella.
Betty duda si enviar la foto. ¿Y si el chico no la encuentra bella? El chico se conecta, le pregunta si le va a enviar lo que está esperando. No está segura, pero no lo dice. El chico se desconecta. La chica se asusta. El chico se vuelve a conectar y le dice que sí, que enseguida la envía. Pero está nerviosa. No conoce al chico, pero por otro lado haría cualquier cosa por él, de lo enamorada que está, aunque no lo conoce personalmente. Betty le pone una condición: que vea la foto y la borre. El chico dice que sí, que no se preocupe, y le manda unos corazoncitos. La chica sonríe, y ya no lo duda más, un, dos, tres, ya está enviado. No hay marcha atrás.
Lo que no sabe Betty es que tan pronto como le ha dado al botón de enviar, la foto pasa por un montón de servidores, algunos de ellos piratas, y que será descargada por adultos ávidos de imágenes de niñas desnudas o semidesnudas. Séran hechas miles de copias que nunca desaparecerán de Internet y cuando alguien busque su imagen, inevitablemente saldrá esa foto. Y Betty tampoco sabe lo que va a hacer Alex con la foto. Pero está tan enamorada de él, que no piensa sobre ello.
Ya de noche, Betty disimular el miedo que empieza a invadirle por lo que pueda ocurrir con la foto. No ha sabido desde que la ha mandado nada de Alex. Tiene pánico a que llegue a alguien del instituto. Se arrepiente de haberla mandado. Piensa que Alex puede compartirla con sus amigos. Borra la foto, pero no sirve de nada ya. Y se hace mil preguntas sobre por qué quería Alex la foto y a manos de quién llegará. Empieza a llorar. Tira el conjunto de ropa interior. Llega la hora de conexión de Xaxa. Le gustaría tanto ser como ella.
Cerca de la casa de Xaxa, el chico de los nueve dedos y medio estudiar con atención el perfil en la red de Alex. Sabe que tiene limitaciones para rastrear los perfiles de forma eficiente, pero conoce a alguien que puede hacerlo bien: el chico del accidente que provocó él hace dos años, ese chico al que acosó.
A unas calles de distancia, Zaro se encierra en su habitación para ver videos sexuales. Hay filtros de mayoría de edad, pero los salta sin mayores problemas. Llega un momento en el que los videos no le dicen gran cosa, y por eso busca videos cada vez más fuertes. Pasará horas y horas hasta que el sueño le venza.
A unos metros una chica está en las redes de sus amigas. Todas quieren estar muy delgadas y se apoyan unas a otras para adelgazar más aún, encerrándose en un círculo que les hace aísla y no les hace ver su enfermedad.
Cerca, unos padres escuchan en la tele cómo quieren eliminar el contenido que puede ser violento en algunos libros para niños, pero no saben que su hijo está en su habitación jugando a un videojuego donde se roba, se atropella, se golpea, se mata a la gente. E incluso se le pasa por la cabeza hacer algo de eso en la vida real.
Una profesora en su casa navega por Internet con angustia y temor por encontrarse mensajes que aludan a ella e introduce como palabra de búsqueda la palabra profebotella. Encuentra un mensaje con su nombre y una botella cayéndole por la cabeza.
Y mientras, miles de chicas entran a una tienda online para comprar la misma chaqueta.
Cerca de casa de Xaxa, un chico de 14 años también llora, porque no puede más, no puede soportar que todos le llamen el Mocos. Le escriben Mocos en la pizarra, en su taquilla, en paredes, ... Todo por un video de unos segundos de su vida.
A unas calles de allí, una chica llamda Kiri lee un libro. Es lo que realmente le gusta. Pasa de las redes. ¿Cómo es que no estás en redes sociales?, le preguntan todos. A ella le da igual.
Un hombre de 50 años ha creado un perfil falso de un adolescente guapo y recibe un montón de mensajes al día. Ahora está hablando con una chica de 14 años para quedar con ella detrás del estadio de fútbol.
Una pareja se acuesta y miran sus respectivos móviles. Ya no hablan entre sí. Absortos en las redes, sólo se dicen buenas noches antes de dormir, ya casi ni se tocan.
Una señora que tiene una pastelería llora porque le han puesto reseñas negativas sobre sus tartas. Una influencer le pidió que invitara a desayunar a su grupo a cambio de una reseña positiva, la señora no aceptó y como venganza la influencer le ha puesto reseñas negativas falsas.
Un chico observa su única pierna con cicatrices. La otra fue por accidente mientras estaba con el móvil.
Una influencer está desesperada y triste porque ya no tiene likes como antes. Se pasa horas pensando como captar la atención de nuevos seguidores. Ha pensado en mostrarse en bikini.
Después de enviar la foto
Las dos mujeres me han enseñado la foto y la cabeza ha empezado a darme vueltas. Me preguntan si hubo más fotos y les digo que sí, avergonzaba y aterrorizada por el hecho de que otras personas hayan visto esas fotos. Y me cuentan, y yo me quedo paralizada, que Alex vendía esas fotos a personas que pagan mucho dinero por tener fotos de adolescentes desnudas. Y que seguramente mis fotos se estarán extendiendo por páginas de contenido sexual, incluso con retoques. Me dicen que ni Alex sabe el destino final de las fotos, y que seguramente ni siquiera es consciente del daño que me ha hecho. Me mareo, me siento traicionada y me derrumbo en un mar de lágrimas. la mujer policía me abraza durante un largo rato. le digo que como es posible todo esto, si estábamos enamorados los dos. Y la otra mujer me dice si estoy segura de que Alex también lo está, y le contesto que creo que sí, porque hizo cosas como lo del corazón dorado, después de la primera foto. Y les empiezo a contar.
Le envié la foto y no me contestó. Empecé a pensar que quizás no era lo bastante atractiva para él. Pensé que igual tenía fotos de otras chicas y que igual las coleccionaba y compartía. Me empecé a emparanoiar. Iba camino del insti, mire a mis compañeros yendo también al insti, mirando a los móviles. ¿Y si estaban mis fotos allí? Vi venir un taxi. Como siempre, era Xaxa. La miré con envidia, por sus seguidores, por su popularidad, por su ropa. Pensé otra vez en Alex, miré al móvil: nada. Fui a clase, estaba llena cuando entré, estaba tan emparanoiada que pensé que todos me miraban por la foto, pero fue solo durante unos segundos. Todo normal. Y así pasó la mañana. Llegó el recreo, intentando olvidarme de Alex, de la foto. Quería estar sola. Pero en un instante cambió todo: por el móvil supe lo que era convertirse en famosa de un momento a otro.
En el recreo todos van corriendo a por sus móviles a las taquillas o los sacan de sus bolsillos. Para la profesora, para profebotella, no ha sido un día tan malo, solo la han llamado por ese mote un par de veces. A un chico le han puesto una pegatina de un moco en la taquilla, lo quita, desesperado. Otro chico va en silla de ruedas, le falta una pierna, todo por un móvil. Betty no quiere ni mirar el móvil. No quiere saber nada de Alex. Kiri la anima, no pasa nada, coge su móvil, sabe su clave, desbloquea. Y justo entonces pasa delante un chico, Kiri y el chico se miran a los ojos, profundamente. Recuerda: una carta, el hospital, gritos, amor, ..., tantas cosas. Cierra los ojos.
Algunos de los personajes del libro ven vídeos de peleas, consejos de nutrición y belleza por parte de personas no expertas o contenido sexual.
¿Qué peligros encuentras en consumir este tipo de contenidos?¿Qué información obtienen de ti para ofrecerte después más contenido de tu interés? ¿Qué otros contenidos más apropiados crees que podrías buscar?
Los personajes del libro usan una app que te obliga a aceptar que te localice siempre y que analice los lugares que visitas como requisito obligatorio para poderla instalar. También que las fotos y textos son suyas, lo que publicas le pertenece.
¿Qué problemas encuentras en aceptar todo esto para descargarte una aplicación? ¿Sueles analizar lo que te pide una aplicación antes de aceptar la descarga? ¿Con quién podrías consultar si los requisitos son adecuados?
Espero vuestras opiniones
Un saludo
Alejandro López