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Cien años de soledad: 7, 8 y 9

Libro que estamos comentando: 
Cien años de soledad

Aquí llegan una semana más las notas de lectura de esta semana.
En estas páginas vamos a ver y vivir mucha guerra, revueltas, fusilamientos... y según avanza la historia veremos al coronel Aureliano Buendía ir cambiando, hasta el punto de no saber exactamente por qué lucha. Hay giros inesperados en las tramas, huídas, victorias, derrotas, rendiciones... incluso un suicidio (sorprendente). 
Y con él vemos la evolución de personajes que nos llevan acompañando unas cuantas páginas, como Amaranta (de nuevo ennoviada, esta vez con Gerineldo Márquez: ¿se casará con él?, ¿no se casará?) o como Rebeca (por cierto, ¿qué pasó con José Arcadio?, qué pasaje más misterioso) o el viejo José Arcadio a quien vemos desasirse del árbol al que ha vivido atado en los últimos años. También entran en juego nuevos protagonistas como Aureliano José (no me digáis que esta historia de amor no es tremenda también, y el final del protagonista, ay, también), los 17 hijos (de 17 madres distintas) de Aureliano Buendía, o el general José Raquel Moncada (¿no os parece un personaje entrañable y muy interesante?: fijaos que el punto de partida de José Raquel y de Aureliano es, como quien dice, el mismo, sin embargo el punto en el que se cruzan por última vez, el contraste entre ambos personajes es brutal), o Remedios la bella...
Son estos tres capítulos muy de desasosiego de la guerra (de necesidad, de vacío, de furia, de muerte en vida de algunos de sus protagonistas, de muerte de otros), y sobre todo de ver, insisto, a Aureliano Buendía luchando por la guerra y contra la guerra (la última parte con la manta a cuestas, qué interesante).
Pero en todo este tejido de hilos que se cruzan y van y vienen hay, desde mi punto de vista, un personaje que cabalga sobre toda la historia, la cabeza de familia Úrsula Iguarán, que acompaña a todos los personajes en sus aventuras y desventuras, que está presente en los momentos cruciales y, sobre todo, que está siempre, por lo que parece, del lado de la cordura y la sensatez.
Un par de apuntes últimos: me ha llamado mucho la atención el tema de los golondrinos, como para restarle importancia a las cosas importantes que parece que están ocurriendo, de pronto, los golondrinos, que nos vuelven a fijar la atención en lo que somos: humanos jugando a ser ¿dioses?
Y finalmente: ¿dónde está aquí lo maravilloso en estas páginas?
Feliz semana de lecturas
Pep Bruno